Tu almohada ideal

Ya que más de una tercera parte de nuestra vida la pasamos durmiendo es imprescindible hacerlo de la forma más adecuada. Por esta razón, es importante que tanto el colchón como la almohada, las sábanas y las mantas se adapten a nuestras necesidades. Pero hoy nos centraremos en qué se debe tener en cuenta a la hora de elegir la almohada perfecta que cumpla todas tus necesidades.

Si duermes usando una buena almohada evitarás dolores de cuello, espalda u hombros; ronquidos y silbidos; problemas para respirar; dolores en las extremidades superiores; estornudos; insomnio; pesadillas; y mala circulación de la sangre.

Lo primero que se ha de tener en cuenta es que la almohada es algo muy personal. Es el apoyo de la cabeza y el cuello mientras dormimos. Y los diferentes tipos que podemos encontrar en el mercado se adaptan para cada una de las posturas que se suelen utilizar a la hora de dormir.

La postura que usamos y la complexión física son dos cuestiones que no debemos dejar de lado en el momento de decantarnos por una almohada u otra. Es importante saber que, cuando nos acostamos, la columna vertebral debe quedar recta. Desde el comienzo de las cervicales hasta la cadera.

• Para los que duermen boca abajo se recomienda que sea blanda y fina porque las que son demasiado duras dificultan la respiración o aprietan la garganta. Es preciso que la almohada permita a la cabeza quedar alineada con el cuerpo.
• Si lo haces boca arriba, la almohada con un grosor y una firmeza intermedios es la más adecuada, ya que la parte de la cabeza que se apoya es la nuca y las cervicales necesitan reposar sin problemas.
• Para que los que duermen de lado una intermedia también es la correcta, ya que con una almohada muy dura estaremos forzando el cuello y haremos que quede excesivamente levantado. Pero si es demasiado blanda el cuello ‘caerá’ y no se podrá alcanzar la alineación de la columna recomendada.

Los tres materiales más recomendados para una almohada son: fibra (cómoda, fresca y transpirable), viscoelástica (se adapta a la forma de la cabeza y es termosensible) y látex (suave y agradable).