
El otoño ya está más que asentado y la ropa de cama debe acompañar a las temperaturas para un buen descanso. Una pieza que no puede faltar en nuestros dormitorios durante los próximos meses es el edredón nórdico. Una buena combinación de funda y relleno nórdico nos aporta calidez y sencillez. Pero ya que es un elemento tan importante, hace falta tener en cuenta varios factores para dar con el más apropiado. Elegir uno es una tarea más sencilla gracias a los consejos que te ofrecemos a continuación.
Rellenos naturales y sintéticos
Los rellenos nórdicos suelen estar hechos de plumón natural o de fibras convencionales o microfibra. La elección del material depende de los gustos y de las necesiades. Generalmente, los de plumón natural tienen mejor capacidad aislante, pero también son más difíciles de limpiar y menos transpirables. En cualquier caso, la mayoría de los rellenos están divididos en cuadros (cámaras de aire) para favorecer el aislamiento.
El gramaje
Otro factor a tener en cuenta es el gramaje. El gramaje lo define el tipo de temperaturas que solemos tener. Un relleno de mayor gramaje aportará más calor que uno de menos. Para climas fríos y húmedos se recomienda un gramaje superior a los 200 g/m, y para climas más cálidos, por ecima de 100 g/m. Esto también depende de los frioleros o calurosos que seamos.
Las medidas
Depende sobre todo de tu propia estatura y del tamaño de la cama. Sin embargo, también hay que tener en cuenta si te mueves mucho mientras duermes. Si es así, es mejor elegir un edredón nórdico grande para no destaparse durante la noche.
Una funda ideal
La funda nórdica da el toque personal y decorativo. Al ser un elemento tan intercambiable, da la posibilidad de adaptar muy bien la cama al estilo estético de la habitación. Lisas, estampadas, de algodón, de polyester… en la variedad está el gusto.