Ya no hacen tanta falta las mantas y los jerséis de lana, llega el momento de almacenarlos durante el invierno de forma óptima para sacarlos el invierno que viene como si fueran nuevos. 10XDiez te trae en el post de hoy la solución definitiva y más efectiva.
En primer lugar, es imprescindible que, antes de lavar tu ropa de lana, mires las instrucciones de lavado en la etiqueta de cada prenda, allí te indicará la mejor forma de hacerlo para no perjudicar la ropa y el tejido.
La lana hay que lavarla con agua fría y tenderla en horizontal, sobre una toalla. Para lavar a mano y en la lavadora, es aconsejable poner detergente y amoniaco, este es un buen desinfectante y deja la lana esponjosa. En caso de elegir el lavado en lavadora, evita el centrifugado.
La lana oscura palidece después de lavar las prendas muchas veces. La solución para mantener su color es lavarlas en una decocción de madera de Panamá, que se puede encontrar en las herboristerías.
Lávalo antes de guardarlo
Para almacenarla durante el verano, es importante lavarla toda antes de guardarla. Y una vez que la ropa esté bien limpia y seca, la mejor opción para su almacenaje son bolsas de tela o cajas de cartón. Siempre evita el plástico, pues no transpira, y la humedad puede causar daños a tu ropa.
No cuelgues los jerséis de lana, pues se deformarán y no podrás recuperar su forma original. Por eso, es conveniente guardarlos en cajas, los que menos al final, para que no se aplasten, pues al arrugarse no podrán plancharse.
Así que guarda ya las mantas, que se acerca el buen tiempo, y saca la estupenda colcha de entretiempo fina de guata, que te aportará la temperatura perfecta para que no pases frío ni calor. Su precioso estampado aportará clase y estilo a tu dormitorio.