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Cada vez más gente está hastiada de las ciudades.
La aglomeración de gente, la contaminación, las constantes prisas, la saturación de espacios edificados y poco espacio libre contrasta con la tranquilidad y el bienestar físico y mental que supone vivir en el campo. Donde la naturaleza ocupa el papel protagonista de nuestras vidas y donde el relax, la paz y el oxígeno son fuente de vida.
Ese ambiente se traslada inmediatamente al interior de cada casa. Te daremos las claves de un hogar de campo del siglo XXI.
Lo primero es la luminosidad
La luz es vida y debe inundar todas las estancias. Además, hará que tu casa parezca más amplia y te permitirá disfrutar de unas inmejorables vistas. Para conseguirlo puedes ayudarte de muebles en tonos claros.
Vivir en el campo no significa que obligatoriamente tengas que decantarte por una decoración rústica tradicional
La modernidad también es una opción sin renunciar a la esencia natural del lugar donde se ubica tu hogar. ¿Cómo puedes hacerlo? Pues eligiendo suelos, vigas, revestimientos y muebles de maderas naturales y autóctonas, pero dándoles un toque personal: por ejemplo, envejeciéndolas o pintándolas de blanco, lo que dará un toque de lo más chic.
Y no te olvides de la decoración
Las opciones para combinarlas son ilimitadas. La ropa de casa es la que da la personalidad a cada rincón. Los textiles están más presentes de lo que pensamos: cortinas, alfombras, mantas y cubre sofás, ropa de cama, etc. Puedes apostar por colores y acabados naturales que se mimeticen con los naturales, como verdes, ocres, blancos, beige…
Atrévete a jugar con los colores y los materiales
Ladrillo, piedra, vigas, suelos de barro, microcemento, el revestimiento de la chimenea… Elige los que más te gusten y combínalos de tal modo que dé como resultado un ambiente acogedor y relajado donde tú y tu familia viváis felices y tranquilos.